CANNES 2025, DÍA 5: VIVE LE CINÉMA!
Intensa jornada en Cannes con películas que han dividido al personal como Die My Love de Lynne Ramsay y otras que han recordado el poder liberador del cine, como Nouvelle Vague de Richard Linklater
Si pensábamos que Eddington había sido una película divisiva, lo visto en esta quinta jornada de festival con Die My love de Lynne Ramsay es mucho más extremo.
Estamos hablando de reacciones como esta: DESASTRE. CALAMIDAD. VACÍO…
… y otras como la de Tomris Laffly en Variety: SALVAJE. LOCA. INTRÉPIDA.
Es la esencia de un festival de cine: propiciar el debate y por qué no, provocar. Es lo que les mantiene vigentes y relevantes.
Menos polarizada pero recibida también con disparidad de opiniones, Nouvelle Vague de Richard Linklater gustó mucho a los cinéfilos que disfrutan con los hilos de anécdotas sobre rodajes tumultuosos pero un sector de la crítica le achacó su acabado pre-fabricado. En este escenario es inevitable pensar en lo que escribe Barry Hertz cuando imagina como hubiera sido recibida esta misma película, una generación atrás. Probablemente la hubieran abucheado… pero ya no se abuchea en los festivales.
Todavía hubo tiempo para una tercera película en competición, Renoir de Chie Hayakawa que pasó algo desapercibida y en secciones paralelas se vieron los nuevos trabajos de Christian Petzold, Sylvain Chomet, Raoul Peck y Pedro Pinho. Jornada de infarto que repasamos a continuación.
PANEL DE LA CRÍTICA
Encontradas reacciones a Nouvelle Vague en el panel de la crítica de la International Cinephile Society que oscilan entre la Palma de Oro (máxima puntuación) al cero absoluto. Aún así la película de Richard Linklater consigue una buena media de 2,94.
En tierra de nadie se queda Chie Hayakawa con Renoir que no consigue destacar entre la crítica algo que sí que hace Die My Love de Lynne Ramsay… pero para mal. La película protagonizada por Jennifer Lawrence y Robert Pattinson, todavía con muchas calificaciones por recibir consigue una media 2,36 y con Eddington de Ari Aster son las peores de la Sección Oficial.
El panel sigue dominado en su quinta jornada, por Oliver Laxe y Sirât.
VISTO EN SECCIÓN OFICIAL
DIE MY LOVE de Lynne Ramsay
Era una de las películas más esperadas de esta edición y Lynne Ramsay no ha defraudado. Die My Love es su tercera vez en competición: con You Were Never Really Here ganó el premio al Mejor Guion en 2017 y unos años antes presentó We Need To talk about Kevin (2011) de la que Die My Love puede ser una suerte de ¿precuela?
Ocho años ha tardado Ramsay en volver a dirigir una película y lo hace con un intenso drama en el que Jennifer Lawrence interpreta una mujer incapaz de superar la depresión en la cae después de haber tenido un hijo. La película adapta una novela de la argentina Ariana Harwicz de la que Lawrence, productora de la película junto a Martin Scorsese entre otros, quedó impactada.
La película escapa a los convencionalismos del drama, saturando sus formas hasta deformarlas. La fórmula no ha convencido a casi nadie pero los pocos que han entrado en su juego alaban su visceral punto de vista.
En El Mundo, Luis Martínez reivindica la obra cinematográfica como un misterio. Die, my love no existe para ser entendida - escribe-. Ni poco ni mucho. Die, my love está ahí para que los bosques ardan, los espejos se rompan con la frente, los perros ladren sin parar y los números de baile se acerquen a la más cruel pesadilla. Asemeja su visionado a meterse dentro de la nube radioactiva que nubla el alma de la protagonista.
Le la critica completa haciendo clic en la imagen:
Martínez cita al cine de John Cassavettes y compara el trabajo de Jennifer Lawrence con el de Gena Rowlands en A Woman Under The Influence mientras que en rueda de prensa la propia Lawrence reconocía otra de las influencias de la película, cuando comentó a los periodistas que Ramsay les proyectó If.... (1968) de Lindsay Anderson, precursora del free cinema británico que surgió en paralelo a la Nouvelle Vague francesa.
A veces, ser testigo de un desastre en tiempo real también tiene su punto de interés como escribe David Ehrlich. Su idea es: vale, es un desastre, pero ¡menudo viaje!
Chase Hutchinson incide en el valor del viaje por encima quizás, de su resultado final: aunque puede empezar a sentirse algo dispersa a medida que se acerca a un final inestable, el viaje hasta llegar ahí ofrece mucho de Ramsay en su mejor forma.
Otro de los elementos que The Wrap destaca es como la película utiliza los distintos rituales que estructuran el día a día de cualquier pareja en una inquietante película de terror doméstico: los ritmos del hogar, a partes iguales mundanos y exasperantes, son lo que le da a la película su poder. Uno busca constantemente una salida, pero no la encuentra, ya que la película aumenta la silenciosa tensión hasta que resulta casi insoportable.
Y a propósito del terror, me gusta esta reacción de Peter Howell referenciado al hotel Overlook de The Shining (1980):
Vamos a hora con las reacciones más negativas (mayoría) como la de Nacho Gonzalo en El Cine De Lo Que Yo Te Diga que critica los subrayado de la propuesta: repetitiva, cansina y ruidosa:
Javier Zurro en El Diario también achaca a ese tono repetitivo que la película pierda fuerza: No hay un rayo de luz en la película, pero no es la oscuridad el problema, sino que parece que disfrute haciendo sufrir a su personaje. ¿Cuántas veces tenemos que ver a Jennifer Lawrence infligiéndose dolor para que sepamos lo que sufre?, ¿por qué se repite una y otra vez unas escenas que quieren remarcar el daño físico que también sufren los cuerpos de las mujeres? Hay en esa repetición un efecto que al final es contraproducente, porque al malestar inicial se une una anestesia ante lo que ocurre en la pantalla.
Esa anestesia hace que la película se antoje vieja, trasnochada…
… y llena de tonterías vacías. Las referencias a Darren Aronofsky son comunes a la inmensa mayoría de críticas:
Todos alaban el trabajo de Jennifer Lawrence pero si me preguntan, a quien quiero ver nominada al Oscar es a Sissy Spaceak que se reserva un papel pequeño (junto a Nick Nolte):
RENOIR de Chie Hayakawa
Primera vez de la japonesa Chie Hayakawa en Sección Oficial a la que llega después de haber sorprendido hace unos años en Un Certain Regard donde presentó su debut, Plan 75 (2022), una interesante distopía en la que los ciudadanos mayores de 75 años pueden optar por la eutanasia.
Si Plan 75 estaba ambientada en Japón, en un futuro inmediato en Renoir, Hayakawa parte de ciertas experiencias personales, como la muerte de su padre, para recrear el Toyo de los años ochenta y narrar la último verano una niña de 11 años, antes de entrar en la adulta, aislada de todo, al lado de su padre, enfermo terminal.
El tono de la película roza por momentos lo surreal, subrayando esos momentos de soledad, de susurro. Hayakawa adopta una estética onírica que realza la perspectiva de una niña que siempre está mirando - escribe Lovia Gyarkie en The Hollywood Reporter que también asume que su narrativa fragmentada y esos toques surrealistas impedirán que muchos espectadores con poca paciencia conecten con la película.
Para Matt Neglia el ritmo de la película es monótono y está lleno de lugares comunes:
Para otros, la narración divaga y le resta fuerza a la historia:
Muchas críticas referencia al cine de Hirokazu Koreeda al que le une ese tono gratificante, confortable:
Y en relación con Koreeda y el Renoir de Chie Hayakawa, Nanako Tsukidate plantea una cuestión interesante cuando se pregunta hasta que punto es responsable un festival como el de Cannes de aupar y recompensar a este nuevo cine asiático, pulcro, sin aristas que vemos en festivales y que ella define como una nueva forma de lo que Francia (occidente) entiende como el Japón exótico:
NOUVELLE VAGUE de Richard Linklater
Cinco meses después de competir en el Festival de Berlín con Blue Moon, el biopic del músico y letrista Lorenz Hart con la que Andrew Scott ganó uno de los premios de interpretación, Richard Linklater aterriza en Cannes con una película completamente diferente, rodada en blanco y negro y en francés en la que se asoma a la trastienda de la Nouvelle Vague, el movimiento fundador de lo que todavía hoy entendemos el cine de autor, que sacó las cámaras a las calles y les tomó el pulso con todo tipo de cachivaches, insuflándole una nueva vida.
Algunos dirán que la mirada de Linklater hacia esa época es la de un documentalista obsesionado con la anécdota wikipédica o lo que Ryan Lattanzio define en su crítica para IndieWire como cosplay cinéfilo…
… y en ScreenDaily Lee Marshall incide en los peligros de caer en la impostura, el disfraz: el guion tal vez sea un poco demasiado ambicioso al intentar incluir cada ingeniosa frase que Godard pronunció en el set, cada consejo que recibió de mentores como Roberto Rossellini o Jean-Pierre Melville, y al recrear cada solución creativa que el equipo encontró para sortear el ajustado presupuesto, como el carrito de correos en el que el larguirucho director de fotografía Raoul Coutard (Matthieu Penchinat) se metió para filmar escenas callejeras sin que los transeúntes notaran que se estaba rodando una película.
Aunque termina escribiendo que la película escapa de ser una mera entrada de Wikipedia gracias a la cinematografía de David Chambille que rebosa grano y atmósfera y su banda sonora llena de temas jazzísticos.
Jordan Mintzer en The Hollywood Reporter también destaca la los logros de su aparato técnico destacando su impresionante y auténtica fotografía en blanco y negro de David Chambille, que hace que la acción parezca rodada en película de 1959. Así como los decorados de Katia Wyszkop que recrean los interiores parisinos de la época, incluyendo las oficinas originales de Cahiers y varios cafés por la ciudad.
Y continúa: Si Nouvelle Vague no es exactamente À bout de souffle, es un homenaje afectuoso a la forma alocada en que se hizo y a una época en que se podían rodar películas rápido, barato y sin control, y aun así cambiar el cine en el proceso.
Además de la reconstrucción a través de la fotografía, el montaje, la música y las localizaciones, la elección del reparto termina de redondear la jugada/homenaje:
Y todos los nombres hay uno que destaca por encima del resto, el de Guillaume Marbeck como Jean-Luc Godard, un trabajo lleno de precisión que nunca se convierte en caricatura:
La mayoría de la crítica ha disfrutado, cómplice, de la ensalada de nombres (de Claude Chabrol a François Truffaut, Jacques Rivette, Robert Bresson o Agnès Varda) con regocijo cinéfilo:
Si la mejor manera de criticar una película, como dijo Godard, es hacerla, lo que propone Richard Linklater es el making of definitivo aunque David Ehrlich lo cuestiona: pocas películas documentan mejor su propia creación que À bout de souffle:
Otro de los puntos que destacan la mayoría de reacciones es como Linklater escapa de la nostalgia, haciendo que la película no sea rehén ni de su referente ni de la época que retrata:
Que su estreno sea en el Festival de Cannes que encumbró a toda aquella generación de cineastas tiene todo el sentido del mundo y lo hace todo más meta:
LO MEJOR DE LAS SECCIONES PARALELAS
Ayer se nos pasó comentar el estreno de La Ola de Sebastián Lelio, director ganador del Oscar con Una Mujer Fantástica (2017) relegado a una sección no competitiva como Cannes Premiere. Lelio rueda en su Chile natal un musical feminista acogido con cierta disparidad de opiniones aunque todas destacan su inventiva visual…
… y el trabajo, extraordinario, de Daniela López, su protagonista:
LO QUE SE VERÁ EN LA JORNADA 6
El festival cerrará su primera semana con dos pesos pesados de la competición. Wes Anderson desembarca en Cannes con toda la troupe que protagoniza The Phoenician Scheme y Kleber Mendoça Filho presenta O Agente Secreto con Walter Moura.
A Cannes Premiere han relegado a Hlynur Pálmason que después del éxito de Godland (2022) estrena Ástin sem eftir er (The Love That Remains) con la que puede consagrarse en el circuito de autor.
También en ese mismo cajón se verá Magalhaes de Lav Diaz, ganador del León de Oro en el Festival de Venecia con The woman who left (2016) Gael García Bernal es el protagonista.
Mucha curiosidad por ver también Pillion de Harry Lighton donde Alexander Skarsgård y Harry Melling viven una intensa relación de sumisión. Se verá en Un Certain Regard.
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